Organizar la huerta, dos ideas para principiantes

Aunque los cultivos domésticos pertenecen desde hace miles de años a la historia del hombre, estos conocimientos no son hereditarios por lo que, aunque pertenezcas a una familia en la que ha habido agricultores, es probable que no te resulte tan fácil ponerte manos a la obra a la hora de cultivar un huerto.
Lo primero que te recomendamos es que te informes y te pares a pensar lo que esperas de ese huerto, porque si tu opción es sembrar lo primero que te apetezca, esa improvisación te
dará muy pocas alegrías y acabará alejándote de la que puede ser una gran afición y una gran fuente de ahorro.

Organizar la huerta

Organizar la huerta, dos ideas antes de empezar:

1 – Piensa en donde ubicarla. Puede ser en una parcela que tengas, en una prestada o alquilada o en un espacio compartido (huertas urbanas). Lo que debes tener en cuenta es la composición del suelo, la cantidad de espacio y la calidad de la luz. Si esta huerta que proyectas no está cerca de tu casa, piensa en cómo la dotarás de agua y cómo trasladarás el material. Sobre el espacio, es conveniente que sea poco, sobre todo al principio. Así evitarás perder tiempo y esfuerzo arando y preparando más tierra de la que necesitas. Sobre la luz solar, no está mal que una parte de la huerta esté en sombra, pero debes tener en cuenta qué hortalizas pueden crecer con menos luz y cuáles tendrán más dependencia del sol. Es una buena idea alejarse de los árboles, pues sus raíces compiten por el agua y los nutrientes, pero esto se puede compensar enriqueciendo el suelo con abonos.

2 – Proyecta lo que quieres plantar. Lo de pintar sobre el papel tu huerta no está demás, aunque suene un poco «friki». Si eres un principiante, un pequeño croquis te ayudará a combinar los productos de la tierra evitando problemas como zonas inaccesibles, hortalizas frondosas que crean sombra sobre otras o especies que necesitan mucha humedad y se beben el agua de sus compañeras. Planificar también ayuda a no ser víctimas de los famosos «ya que», es decir gastos que hacemos al adoptar decisiones improvisadas. Es muy fácil que «ya que estamos en el vivero» nos liemos a comprar más semillas y variedades de las que realmente queremos y podremos cultivar. Una buena idea es pensar en lo que querremos comer cuando la huerta dé sus frutos. Es decir, ¿tiene sentido hacer un semillero con 500 lechugas si solo me como dos por semana? Otra buena pista es pensar en lo que normalmente cuesta más en el mercado. Si puedo tener mis propias berenjenas, ¿por qué pagarlas a precios desorbitados? Tampoco está demás investigar sobre lo que se cultiva con más facilidad en la zona, para no caer en el error de apostar por misiones imposibles.
Si ya has superado estas dos fases y dispones de un terreno preparado, aquí te dejamos una lista de hortalizas que puedes plantar con poco esfuerzo en los meses de primavera:

1 – Si quieres hacer semilleros estás a tiempo de cultivar brásicas (coles, brécol y verduras), así como lechuga, tomates y pimientos.
2 – Si vas a colocar plantones, puedes apostar por pimientos, tomates, lechuga, espinaca, calabacín, berenjena y pepino, entre otras.

Ten en cuenta que en esta época se han superado las heladas, pero sigue habiendo riesgo de granizo, así que protege tus cultivos si lo consideras necesario. Puedes hacerlo con pequeños invernaderos con estructuras fijas portátiles.

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