Uno de los mayores quebraderos de cabeza que te causa el jardín tiene que ver con cómo regarlo en verano. Las plantas, los setos y el césped, lucen bien casi todo el año, pero en cuándo escasean las lluvias es necesario un aporte extra de agua y un ‘voluntario’ que asuma esta tarea día tras día. Si no vas a estar en casa a las horas apropiadas o si tu sistema está obsoleto, además de ocupar tu tiempo, el riego puede acabar resultando ineficiente e, incluso desperdiciar agua. Aquí te hablamos de las últimas tendencias para regar el exterior.
Puedes elegir entre regar a mano con regadera, hacerlo con manguera o instalar un sistema de riego. Ya de partida te podemos garantizar que lo manual no es sinónimo de ecológico en este caso. Al contrario, una manguera convencional tiene un grosor y chorro que hará que encharques la zona a regar de modo superficial, algo que con otros sistemas como el riego por aspersores, por goteo o por nebulización, requiere hasta un 40 % menos de agua. Además, el riego a mano no siempre se realiza en el mejor momento por cuestiones de horario, de modo que también se gana en eficacia para cada gota si estas se dispensan en el instante adecuado del día, como son las horas de menos calor, para evitar que se evapore el líquido. Esto se puede conseguir aplicando temporizadores y automatizando el sistema de riego elegido.
Es bastante difícil dar una idea de como montar un sistema de riego en un solo post, pero sí podemos abordar cuatro pasos básicos.
1. ¿Qué necesitas? ¿Tu jardín es de sol o de sombra? ¿Las especies exigen mucho riego o poco? hay césped o macizos de plantas en flor? Cada jardín tiene sus necesidades y también su sistema de riego idóneo.
2. ¿Cuánto vas a invertir? Te sorprendería saber la cantidad de elementos que puedes incluir a un sistema de riego, incluso más que a una sauna, pero todo depende de lo que quieras gastarte. Algunos sistemas como los de goteo exigen, sobre todo, maña para ser montados y no son nada caros.
3. Haz un plano. Si ya te has decidido, haz un croquis marcando la zona del grifo o toma de agua y los puntos de riego que quieres. Puedes marcar líneas por las zonas por las que discurrirán las mangueras de conducción. Fíjate si hay posibles obstáculos y, sobre todo, ten en cuenta las esquinas y ramificaciones del sistema, que se resolverán con piezas de empalme de distinto tipo.
4. Mide y compra. Asesórate sobre el grosor de las canalizaciones y ten a mano material excedente por si te equivocas o si habían fallado tus cálculos. Pregunta bien qué vas a necesitar para tu caso y, sobre todo, asegúrate de llevar piezas que permitan adaptar la anchura del grifo a las canalizaciones. Si quieres un riego automático, debes decidirlo también en este momento.
Con respecto a los tipos de riego, el más frecuente sigue siendo el soterrado. El sistema se diseña en superficie pero las mangueras y aspersores se van enterrando a medida que avanza el proyecto. Suele usar un caudal abundante y recurrir a mangueras de PVC de cierto grosor. Los aspersores se acompañan de picas y van incrustados en el suelo. Las zonas de empalme se aseguran sobre bases de gravilla. Los aspersores pueden nebulizar el agua, rotar o expandirla a distintas distancias combinando caudal y presión, para responder a distintas necesidades del terreno.
Un sistema parecido al de aspersores es el de goteo, puesto que exige una instalación por todo el terreno. Pero a diferencia del riego de aspersión, el goteo consume muy poca agua. Se emplean mangueras de menos grosor y se acercan a la raíz de la planta.
El tipo de goteo se elige en función del tamaño o necesidad de la misma. En algunos casos,se instalan los dispensadores a cierta altura sobre el tallo para garantizar la eficacia. La ventaja es que no hay que enterrar y que usa mangueras de menos grosor. La desventaja es que no recurre a aspersores sino a puntos de riego o mangueras microperforadas y esto hace preciso llevar el conducto por cada lineal o parterre para que cada planta reciba su pequeña cantidad de de agua.
Pero la última tendencia es la nebulización o creación de cortinas de agua o bruma. Las micropartículas no solo suponen un ahorro considerable, sino que reducen la temperatura del ambiente y se usan incluso como sistema para crear un ambiente más fresco en terrazas y jardines. Para este tipo de aplicación hay que tener en cuenta factores como el tipo de planta, pies al ser un riego envolvente puede generar hongos si se usa en zonas de sombra. El sistema ha demostrado grandes resultados en agricultura, sobre todo en invernaderos, pues imita las condiciones de la naturaleza.