Las desbrozadoras manuales son aparatos de jardín muy útiles: podemos llegar a zonas inclinadas y realizar su función de limpieza en terrenos bastante irregulares y a distintas elevaciones; son desbrozadoras domésticas que cortan hierba y tallos verdes, pero cuando nos encontramos tallos leñosos o partes con maleza y zarza, al ofrecer más resistencia, requerimos de algo más potente cuya cuchilla de la talla. En el norte casi siempre usaremos una cuchilla en forma de Y y un disco de corte o de vidia con dientes reforzados. Los dos pueden cortar ramas secas de entre 6 y 8 cms de diametro. El uso de la cuchilla apropiada es indispensable, por ello debemos valorar cuál es la más apropiada para el tipo de terreno del que disponemos, porque de esta forma el motor sufrirá menos.
Debemos atender a la seguridad, ya que las cuchillas de corte, aunque es extremadamente difícil que se desprendan y salgan despedidas a riesgo de causar peligro, sí existen pocas situaciones de riesgo. Las cuchillas llevan un sistema basado en un tornillo llamado de espárrago que hace prácticamente imposible esta circunstancia, pero si la moviésemos de su horizontalidad para salvar algún obstáculo o topásemos con algo muy sólido de manera abrupta, podría ocurrir. Por tanto debemos de asegurarnos de que todos los elementos están perfectamente situados y asegurados antes de arrancarla.
Hay que engrasar bien nuestra desbrozadora y para ello centraremos en engrase en el codo del cabezal de corte y que así la fricción no perturbe el giro y al hacer que el esfuerzo del motor se controle, favorecerá su duración. Esto se hará especialmente si notamos vibraciones o vemos que el cabezal de corte se calienta demasiado. Cuando quitamos el tornillo que da acceso a la zona a lubricar debemos girar la cuchilla para que la lubricación se expanda uniformemente. Retiraremos también antes de arrancar restos de hierba u otras cosas que dificulten el giro.