La época estival es el momento idóneo para pintar la casa por varios motivos. El principal, las temperaturas más altas que ayudan a secar cada capa de pintura y favorecen un buen resultado en menos tiempo. Otro de los elementos que están a tu favor en verano es la luz. La elección de colores se puede realizar de un modo óptimo en las horas de más luminosidad, de modo que si queremos un efecto concreto será más sencillo lograrlo con exactitud.
Pintar la casa
En esta ocasión vamos a hablar de las propiedades del color para ayudaros a elegir los tonos adecuados para cada estancia de la casa.
Para empezar, no existe un remedio universal para todas las estancias, pero sí una serie de conceptos básicos que te pueden ayudar.
Por ejemplo, el color blanco es el más demandado para decorar por su capacidad para aportar amplitud, neutralidad y difuminar irregularidades. Además, en las decoraciones que cuentan con elementos particulares, muebles especiales o grandes piezas es una forma de no restar protagonismo al mobiliario.
El blanco no tiene por qué ser un tono totalmente neutro. Una minúscula parte de color hará que aporte algo de personalidad sin cargar el espacio. El blanco roto, el tono que emula la cáscara de huevo o una pequeña nota de azul pueden ayudar en esa línea.
Foto web Titanlux
Los colores cálidos, que engloban el espectro de los amarillos y rojos, suelen aportar un ambiente acogedor y luminoso, con un punto vibrante. Son los que suelen elegir para estancias como el salón, comedor, la cocina o incluso los dormitorios. Quedan mejor en cuartos grandes y en tonos suaves, aunque cualquier pieza pequeña se puede beneficiar de estas tonalidades. Si optas por los colores crema, vainilla o limón, el resultado final aportará ligereza. Los tonos salmón o melocotón son el otro gran grupo dentro de los cálidos. Funcionan muy bien con muebles de madera y en viviendas de estilo rústico, ya que combinan a la perfección con elementos como las vigas o apliques de madera y piedra y aportan vitalidad en espacios en los que el mobiliario antiguo puede sobrecargar el ambiente.
Colores cálidos. Foto web Titanlux
Las tonalidades conocidas como frías van del gris al verde, pasando por el azul. Bien empleadas aportarán luminosidad y contribuirán a lograr un efecto relajante y resaltarán el estilo de los muebles. Se asocian a los dormitorios, por mantener la idea de que el ambiente con estos colores favorece el relax y la desconexión. También los emplearás con facilidad en los baños o zonas de agua u en espacios de transición, como pasillos o entradas.
Tonos fríos. Foto web Titanlux
Mención especial merecen las tonalidades de gris, plateado y similares, ya que se han convertido en una auténtica tendencia. Es uno de los colores que puedes aplicar sin miedo a equivocarte en el salón, comedor o en el office. La clave: combinarlo con techos, molduras o muebles blancos. Proporciona un gran resultado tanto si la decoración es moderna, New age, como si optamos por muebles rústicos, coloniales o de estilo ‘navy».
Pintura gris. Foto web Titanlux
Hay otro grupo de colores, dentro de los cálidos, que puedes elegir con toda tranquilidad sin miedo a que te aburran o se pasen de moda. Estamos hablando de los tonos «tierra«. En este caso podemos incluir el espectro del castaño, marrón chocolate, algunos granates, trufa y las variantes de ocre, verde militar y canela que se nos ocurran. Son tonos que se suelen usar combinando, un elemento fuerte, como una pared o un rincón, y varios más suaves. Funcionan a la perfección en salones y espacios comunes y parece que nunca dejan de estar a la última. Una decoración estilo eco, moderna o un espacio clásico pueden brillar con luz propia si se enmarcan en un cuarto pintado con tonos tierra.
Tonos tierra. Foto web Titanlux
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