El objetivo es dar forma y belleza. El mejor momento del año es el mes desde el mes de noviembre hasta finales de marzo, ya que perturba menos la vida de la planta, aunque no debemos podar en temporada de heladas. Además en marzo la cicatrización puede darse inmediatamente, cosa que no ocurre en invierno.
La poda de arboles y arbustos floridos tiene como objetivo favorecer el desarrollo de ciertas yemas concentrando un máximo de sabia. Si no se poda, el arbusto multiplicará sus ramas y perderá vigor también floreciendo mal.
La poda de setos con flor es en la mismo momento que la de los arbustos con flores solitarias, siempre tras la floración. La época de poda de los setos regulares dependerá de cada especie de seto. Para los frondosos en abril y después a finales de septiembre.
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Para las coníferas en junio, no las pode después del mes de septiembre porque los cortes cicatrizarían mal.
Hay dos periodos de poda:
– En floración primaveral las yemas salen en las ramas podadas el año anterior o más viejas. Deberíamos podar al final de la floración, sino abortaremos parte de la nueva generación de flores. Se pueden podar grandes ramos para suprimir las ramas viejas y renovar.
– Si la floración es otoñal las yemas de las flores se forman en la nueva madera. Pode bastante a finales del invierno antes de que empiece a tupir para facilitar el desarrollo de ramas muy vigorosas que darán flores todo el año.